lunes, 25 de febrero de 2008

Un gran impostor

He estado pensando acerca de un gran impostor – uno muy astuto que engañó hasta el diablo mismo.

Este maestro de ilusión a transformado ángeles en demonios, reyes en animales, pastores en depredadores, y ovejas en lobos.

Mientras que el elusivo engañador no es una persona, este sobrepasa ese problema tomando prestada la personalidad de sus victimas.
Sin ninguna vergüenza, se introduce en los pensamientos, emociones, y voluntades de aquellos cuya confianza traiciona.

Lo que me preocupa es que sin darme cuenta he caminado, reído, y llorado con este impostor. Estoy conociendo que no es ningún tonto. Nos halaga. Nos difiere. Nos anima a desarrollar una exagerada opinión de nuestra propia importancia, mientras que al mismo tiempo nos deja pensar ideas negativas y auto-destructivas de nosotros mismos.

Este engañador de engañadores es el orgullo. Tiene gorras para cada ocasión y mascaras para cada emoción. Tiene una voz diferente para cada decisión. Algunas veces se engrandece – algunas veces se debilita.



Mira si reconoces a este gran impostor en su propia galería de disfraces. Mira si estas de acuerdo en que lo que hace a “El Príncipe del Orgullo” ser tan difícil de reconocer es que puede jugar con la auto-importancia un minuto mientras esconde la ilusión de humildad para después.

Orgullo auto-derrotador
El orgullo que nos impide mejorar cuando vamos bien también nos puede impedir cambiar cuando estamos en problemas. En un día bueno, no sentimos una necesidad de cambiar. Cuando los problemas llegan, no queremos que la gente piense que estamos cambiando nuestra manera de hacer algo solo porque estamos en problemas.

Orgullo herido
El orgullo que nos insta a pensar mas alto de nosotros mismos que lo que debemos pensar también nos puede llenar de auto-contentamiento cuando no vivimos al alcance de nuestras propias expectativas.

Orgullo temeroso
El ego que nos causa ser demasiado competitivos en algunas ocasiones también puede impedirnos de intentar algo en otras situaciones. Algunas veces el orgullo nos hace desear que ganemos a expensa de otros. Algunas veces nos causa evadir la vergüenza del posible fracaso.

Orgullo desinhibido
El orgullo que nos causa ser meticulosos con nuestra apariencia también puede causar que no nos importe lo que otros piensan de nosotros.

Orgullo auto-engañador
El orgullo que nos causa llamar la atención de los errores de otra gente puede llevarnos a creer que no tenemos ninguna razón para ser críticos de nosotros mismos.

Orgullo procrastinado
La arrogancia que nos causa pensar que podemos cambiar en cualquier momento que queramos puede impedirnos de cambiar del todo.

Orgullo desinteresado
El orgullo que nos permite estar preocupados con nuestros propios problemas también nos puede ayudar a ser indiferentes al dolor de otros.

Orgullo malhumorado
El orgullo que nos impide pedir ayuda a otros también nos puede causar enojarnos cuando otros no estén ahí para nosotros.

Orgullo auto-introducido
Algunas veces admitir orgullo parece fatal. Otras veces, decir que sabemos que somos orgullosos es una forma de decir que pensamos que tenemos algo de que estar orgullosos.

Orgullo auto-reprensivo
El orgullo que nos impide admitir que estamos equivocados puede también causar un comportamiento auto-reprensivo que nos ayuda a evadir ser corregidos por otros.

Orgullo piadoso
El orgullo que nos causa estar sin oración en nuestra vida personal también puede llevarnos a orar con elocuencia de agrado en lugares públicos.

Orgullo hablador
El instinto de sobrevivencia que nos lleva a guardar silencio acerca de lo que de verdad está pasando en nosotros también puede causarnos que dominemos conversaciones y relaciones cuando no queremos que otros nos hagan preguntas.

Orgullo flojo
La auto-suficiencia que lleva a los adictos de trabajo a intentar ser indispensables puede también causar que una persona floja asuma que puede ser aun mas floja sin consecuencias.

Orgullo de lágrimas
El orgullo que nos causa ignorar los sentimientos de otros puede también causarnos usar lagrimas para jugar con las emociones de otros cuando queremos algo.

Orgullo tranquilo
El auto-interés que nos causa desfilar nuestros éxitos puede también llevarnos a no admitir nuestros fracasos.

Orgullo contrito
La auto-absorbición que nos permite protegernos a expensa de otros puede también llevarnos a demandar perdón cuando hemos sido forzados a confesar.



El orgullo no es solo una opinión excesiva de nosotros que actúa a expensa de otros.
Irónicamente, el orgullo es la forma más grande de auto-engaño.
Si no puede pegarnos con la derecha, vendrá a nosotros desde la izquierda.
Si nuestro frente norte es fuerte, nos atacara desde el sur. Si nos reforzamos en el suelo, nos atacara desde el aire.

Por lo menos una lección sobresalta. Cuando entendemos las estrategias del orgullo que se alimentan en nuestra propia naturaleza humana, tenemos todas esas razones para ponernos de rodillas. Cuando vivimos sin conocer los engaños del orgullo, tenemos rodillas que no se doblaran.

La humildad sana puede sonar como una pastilla amarga. Pero tomar la actitud de Cristo es un antídoto para la auto-destrucción [del orgullo]. Mientras que el orgullo es una forma segura de crear problemas para nosotros, lo opuesto del orgullo no deja pesares
Dios mismo se vuelve nuestra satisfacción. “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” (Santiago 4:6).

Padre, por favor perdónanos por pensar con orgullo que nuestros intereses son mas urgentes que tus intereses, y que nuestro dolor es mas importante que el dolor de otros.
En nuestros momentos mas claros nos damos cuenta que no tenemos un llamado mas alto que ser “sacrificios vivos” quienes piensan no mas y no menos de nosotros mismos que lo que tu quieres que pensemos. (Romanos 12:1-3)

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