Jesús Adrián Romero
A finales del siglo pasado alguien acuño la frase “aldea global” haciendo referencia a como los medios de comunicación han “achicado” nuestro mundo a punto de convertirlo en una aldea por la rapidez con la que se mueve la información.
Los medios de comunicación y transporte han hecho nuestras vidas mucho más eficientes.
La información de lo que sucede en cualquier parte del mundo nos llega en cuestión de segundos, también podemos estar en contacto con personas a miles de kilómetros de distancia a través de la Internet y aún ver sus rostros en nuestros monitores de computadora.
Recientemente volaba de Cd. Juárez a la Cd. De México y el piloto nos informo que íbamos volando al 80% de la velocidad del sonido. Ahora podemos cruzar el atlántico en cuestión de horas.
En la actualidad logramos las cosas mucho más rápido que en el pasado. Esto debería de hacernos personas mas tranquilas, con menos estrés pero la realidad es otra. Nuestro mundo sufre una epidemia de estrés e impaciencia.
Semana tras semana me encuentro en aeropuertos, restaurantes, hoteles en diferentes partes del mundo y la gente parece tener prisa para todo. La tecnología en vez de hacer nuestras vidas más tranquilas parece estarlas acelerando. Ahora queremos lograr todo al instante. Somos la generación que quiere arreglar todas las cosas con solo decir “Presto”. No tenemos tiempo para esperar.
Esta es la generación que invento el concepto de “calidad vs. Cantidad” en relación al tiempo. Dicen: “no es tan importante la cantidad de tiempo que pasas con tu hijos o tu esposa, es la calidad”. Hasta ahora no he conocido a un niño que le guste esta forma de pensar.
Cuando prendes la televisión te encuentras con comerciales anunciando aparatos para hacer ejercicios que te ayudaran a reducir tu abdomen con solo seis minutos al día. También escucharas anuncios de dietas que te garantizan perder peso en cuestión de días.
Esta mentalidad de querer lograr las cosas casi instantáneamente está afectando la vida de los creyentes. Queremos alcanzar pureza y santidad ahora, queremos autoridad espiritual ahora, queremos sabiduría ahora, queremos carácter cristiano ahora. No queremos esperar, buscamos formulas rápidas para el crecimiento espiritual.
Entra a cualquier librería cristiana y encontraras libros con títulos como: “Tres pasos para tener autoridad espiritual”, “Sea santo con cinco minutos al día”, “Treinta días para alcanzar intimidad con Dios”. Por favor no vaya a su librería cristiana a buscar estos títulos porque los estoy inventando, pero si estoy seguro que encontrara títulos muy similares, inclusive encontrara “La Biblia al minuto”.
La realidad es que no hay atajos para la madurez, no hay atajos para desarrollar carácter cristiano, no hay formulas rápidas.
Timoteo era un creyente con los mismos deseos que tenemos todos los hijos de Dios. El quería madurar, quería tener carácter de líder cristiano, quería ser piadoso y el apóstol Pablo le da la clave para alcanzar las cosas que Timoteo quería, y es la clave para cada uno de nosotros como creyentes.
En I Timoteo 4:7 el apóstol Pablo le dice: “...ejercítate para la piedad”.
Timoteo entendía perfectamente el cuadro que el apóstol Pablo estaba tratando de pintar, Timoteo era pastor en una ciudad de Grecia llamada Efeso. Es de Grecia de donde provienen las olimpiadas, el gimnasio, el maratón. En los tiempos de Timoteo había casi una obsesión con el ejercicio físico, así que Timoteo capto el mensaje de Pablo: si deseas ser piadoso, tener el carácter de Cristo, ser como Dios; debes ejercitarte en las cosas espirituales como se ejercita un atleta en el gimnasio para desarrollar sus músculos, o como lo hace un corredor en el estadio para mejorar su forma, velocidad y resistencia.
Es por la misma razón que el nuevo testamento compara a los creyentes con corredores en el estadio, luchadores greco-romanos y soldados, cada una de estas disciplinas requiere esfuerzo, dolor, sacrificio, abstinencias y rutinas.
El libro de proverbios dice: “la vida del justo es como la luz de la aurora que va de aumento en aumento hasta que el día es perfecto”.
La madurez no se alcanzara de la noche a la mañana pero si se alcanzara empezando cada mañana.
Cada creyente debe desarrollar hábitos de oración, lectura bíblica, ayuno, meditación, etc.
Esto solo se logra con repeticiones, debemos entender que solo lograremos las metas que tenemos cuando diariamente practicamos las disciplinas espirituales.
No suena glamoroso ¿verdad? Repeticiones diarias, tampoco lo son las escalas musicales que ayudan a un músico a ser cada día mejor.
¿Estas practicando tus escalas espirituales?
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