sábado, 14 de junio de 2008

La Marca de Dios

Por: Danilo Montero

El proceso espiritual nos lleva a experimentar la santidad es en el que convergen dos elementos esenciales. El primero, la grada de Dios que nos toca y nos imparte la semejanza de Cristo. Y el segundo, nuestra voluntad que se rinde al Señor y nos mueve a tomar las decisiones necesarias para alcanzar los cambios que anhelamos.
Jamás tocaremos las alturas de la santidad de Dios sin que Él sea quien la imparta.

La obra perfecta de Cristo en la cruz es la fuente de la que emana tal bendición. Su sacrificio substitutivo por nuestros pecados y su resurrección victoriosa aseguran a los creyentes la dicha de gustar de la piedad durante nuestra presente vida.

Lo anterior, sin embargo, no elimina nuestra responsabilidad de buscar la santidad y la transformación espiritual, Somos colaboradores de Dios en este proceso. Por la misma gracia que recibimos de Dios, atendemos al llamado que Él nos hace para caminar hacia la sanidad y la restauración.

Jacob buscaba la bendición de Su padre y la consiguió finalmente. Para lograrlo, engañó a su familia. Su búsqueda era sincera, quería romper con el estigma que conllevaba su nombre una expresión de la n-seria espiritual.

Una vez escuchada la bendición de Isaac, Jacob fue enviado a buscar esposa. El favor de Dios estuvo sobre él bendiciéndole en todas las áreas, pero llegó el momento cuando Señor lo llamó a volver a casa de sus padres. Él "suplantador" llega; una encrucijada para alcanzar el cambio.

Los siguientes principios revolucionaron mi vida y fueron una parte importantísima de la estrategia divina para traerme a un lugar de madurez y paz.

1.- Cierra los capítulos inconclusos.
Para poder sanar emocionalmente y descubrir una verdadera libertad, tendremos que entender el "lugar" en nuestra vida donde fuimos marcados. Es probable que esa "marca" fuera causada en nuestro propio hogar. La vida funciona de tal manera que no puedes alcanzar tu madurez a menos que resuelvas el lugar de tus principios.

2. Acepta la confrontación de otros. Una de las necesidades más grandes que tenemos los que servimos a Dios es la de establecer vínculos con hombres y mujeres piadosos con quienes compartir nuestras luchas, y de quienes recibamos consejo. Si queremos cambios necesitamos dejar el aislamiento espiritual y confiar en otras personas.

3.- Descubre a Dios en tu soledad. Quizás detestamos la soledad porque tememos estar con la persona que más odiamos en este mundo: nosotros mismos. Esto sucede porque no hemos hecho las paces con el que se asoma al espejo cada mañana. Por eso es necesario acudir a Dios, quien nos ayuda a aceptarnos tal cual somos.

4. Ríndete completamente a Dios. Cuando admitimos nuestra limitación humana le abrimos paso al poder de Dios. Sólo allí, el hombre natural es quebrantado y cede el lugar a Dios.

5. Atrévete a confesar. La confesión es lo único que permite que las tinieblas sean expuestas a la luz y se conviertan en libertad y en sanidad- Jacob admitió su identidad, su pecado y comenzó su cambio.

6. Déjate marcar por Dios. Dios tiene nombre nuevo para aquellos que caminan por el puente puente de la confrontación confesión que atraviesan el camino angosto de la confesión y que llegan al altar de la rendición total.

Nuestra alma encontrará descanso en la nueva identidad que nos trae el nombre nuevo que nos es dado. El suplantador dejó atrás su vergüenza, ahora era llamado "Israel".
Él te dice: "Tu eres mi hijo amado, eres la niña de mis ojos, eres mi especial tesoro, una diadema en mi frente, eres mi palacio, eres el templo de mi espíritu. Tú eres mi Sión, eres la tierra que yo deseé, la Nueva Jerusalén , la ciudad donde viviré eternamente. Ese es tu nombre nuevo: Descúbrelo. Ya no eres un anónimo, eres mi hijo, mi familia. Antes eras un cobarde, ahora eres un guerrero".

DANILO MONTERO es uno de los pioneros en el despertar de la alabanza y adoración en Latinoamérica. Es el autor del libro El abrazo del Padre por Casa Creación.

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