es Dios, y que el Espíritu Santo es Dios. Muestra, además, que
cada uno tiene una personalidad distinta. Eso suma tres Dioses,
¿verdad? Si estamos trabajando con matemáticas o pensando en
tres personas separadas sí. Pero se trata de un Dios que es
revelado en la Biblia como uno, que ha existido eternamente en
tres personas distintas (no separadas).
Dios es un Ser, no tres. De ahí se deriva que el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo no son tres personas separadas. Podemos
distinguirlas, pero no podemos separarlas.
Como personas distintas, cada una funciona en su manera
propia y única. El Padre es el Originador, el Hijo es el Agente, y el
Espíritu Santo es el Administrador o Aplicador. Cada uno vive
con los otros dos en una relación mutua. Cada persona es
consciente de sí misma y se conduce sola. No obstante, ninguna
de ellas actúa nunca independientemente de las otras ni en
oposición a ellas. La mente, la voluntad y las emociones de cada
persona están en perfecta unidad con la mente, la voluntad y las
emociones de las otras dos.
Las tres personas participaron en la creación de todas las cosas.
Fue «por medio de él» (de Jesucristo) que Dios creó todas las
cosas (Col. 1:16). La historia de la creación en Génesis 1:2 presenta
al Espíritu de Dios «moviéndose sobre la faz de las aguas».
En la salvación, «de tal manera amó Dios [el Padre] al mundo
que ha dado a su Hijo unigénito» (Jn. 3:16). Después de la
resurrección de Cristo y de la ascensión al cielo, tanto Él como el
Padre enviaron al Espíritu Santo (Jn. 14:16; 16:7).
La distinción entre las tres personas de la Deidad se hizo
claramente evidente en el momento del bautismo de nuestro Señor.
En Mateo 3:16, 17 vemos al Hijo saliendo del agua, al Espíritu
Santo descendiendo en forma de paloma, y escuchamos al Padre
con una voz audible que declara: «Este es mi Hijo amado, en
quien tengo complacencia.»
Jesús afirmó la Trinidad cuando mandó a sus discípulos a
bautizar «en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo»
(Mt. 28:19).
¡Un Dios en tres personas! Ese es el Dios a quien los cristianos
adoran y sirven. En este Dios tenemos un Padre celestial que nos
ama con amor paternal y que a un gran costo envió a su Hijo
unigénito a morir en la cruz por nuestra salvación. En este Dios
tenemos a Jesucristo, un hermano que se hizo como uno de
nosotros para cargar con el castigo que nosotros merecíamos,
que entiende nuestro dolor, y que no se avergüenza de llamarnos
sus hermanos y hermanas a pesar de que seguimos siendo
imperfectos y débiles. En este Dios tenemos a la persona del
Espíritu Santo como nuestro Consolador, un Consolador divino
que vive en nosotros para fortalecernos y darnos la victoria sobre
el pecado.
Este Dios triuno nos oye cuando oramos. Nos comprende y se
duele con nosotros cuando sufrimos. Estará con nosotros al
momento de la muerte para que lleguemos a casa seguros. ¡Qué
importante y qué consolador es creer en el Dios triuno de la
Biblia!
Adaptado del Librito: ¿Creen los cristianos en tres dioses?
SS107 1996 Ministerios